viernes, 22 de noviembre de 2024

JUEGOS DE LOS AÑOS CINCUENTA: .- EL BAILARÍN O "CANCABÍN"(II).

 

                                                   Bailarín de plástico duro.

Similar al "bailarín" o "cancabín" de madera pero realizado en plástico duro es este nuevo juguete cuyo objetivo era hacerlo bailar hasta que nos cansáramos de verlo dar vueltas  sobre su punta hasta perder el equilibrio y, dando tumbos como una persona borracha, caer al suelo apoyando su "panza" o parte más voluminosa.



                                                Pico sobre el que baila.

   Toma características del "cancabín" de madera, que es un prisma cuadrangular y con dos remates en sus dos bases menores; una termina en punta afilada (sobre la que baila) y la otra en un pequeño cilindro sobre el que se apoyan nuestros dedos para darle impulso y hacerlo girar sobre su punta afilada.

                                                       Bailarín o cancabín.


También asume algunas de las características de la "castañina", del "peón" o de la "peonza"; con todos estos nombres denominamos a este juguete.

         Castañina, peonza o peón.

   Si observáis  las fotografías os daréis cuenta de las características de cada juguete, de sus semejanzas y de sus diferencias.

    Autor: Jesús Castro Domínguez.

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lunes, 11 de noviembre de 2024

JUEGOS INFANTILES DE LOS AÑOS CINCUENTA: LIII.- EL "DIÁBOLO".

   Un juego similar al del "Yo-Yó" es el del "Diábolo". Hay algunas diferencias pero parecen "primos-hermanos".

   Los instrumentos de juego son muy parecidos: Dos cilindros (o troncos de cilindros) unidos por el vértice (o por la cara opuesta a la base grande de los mismos); éstos se unen, al estilo de lo que hicimos con los dos cuerpos del "Yo-Yó", con un eje metálico.

   Otro de los elementos del juego es la cuerda, en esta ocasión más gruesa y larga que la del "Yo-Yó". Pero ahora añadimos dos palos largos y delgados de medio metro de largo (más o menos). En una de las puntas, de cada palo, unimos cada uno de los extremos de la cuerda (solíamos barrenar el palo para atar la cuerda mejor y que no se desatara); ahora ya son más "sofisticados" y los construyen con plástico duro y de colores (nosotros los hacíamos de madera y los pintábamos lo más bonito que sabíamos).

   Con todo este proceso realizado, nos poníamos a mostrar nuestras habilidades y destrezas haciéndolo bailar sobre la cuerda o lanzándolo a lo alto y volviéndolo a recoger sin que cayera el "Diábolo" al suelo por dos "fuertes razones": Para "no quedar en feo" ante los que nos miraban y, especialmente, para evitar que se rompiera al chocar contra el suelo ( si era de piedra o cemento) y "no tener que hacer otro".

   Debido a "estas poderosas razones" ya ensayábamos, intensamente antes, sin público y en zonas donde el suelo era de tierra o arena.

   Como observaréis,....la "necesidad agudiza el ingenio".

   Autor: Jesús Castro Domínguez.

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