En cada una, de sus cuatro caras laterales, se dibujaba una letra mayúscula: La "P" (pon), la "S"(saca), la "N"(ninguno) y la "T"(todos). Al inicio del juego ponía un "santo" o "vista" en un montón.
El espacio o campo de juego podía ser de tierra, de cemento, de baldosa,.... pero sobre todo liso.
A continuación el primer jugador, tomando el bailarín por el pequeño cilindro o "coronilla" con las yemas de una mano, intentaba hacerlo girar o bailar sobre su punta cónica. Si no lo conseguía, cosa muy rara, pasaba a intentarlo el siguiente jugador en turno. Pero si lo lograba, que era lo habitual, se esperaba a que dejara de bailar y cayera al suelo sobre una de sus caras. Dependiendo de la cara, que quedase en la parte de arriba del bailarín, así se actuaba; si era la "P" había que poner un santo en el montón, si era la "S" había que sacar o coger un santo del montón, si era la "N" ni se sacaba ni se ponía,pero si era la "T" se sacaban ose cogían todos; cuando salía esta última o ya no había santos en el montón....se reiniciaba el juego poniendo cada jugador un santo.
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