domingo, 4 de agosto de 2024

JUEGOS INFANTILES DE LOS AÑOS CINCUENTA: XXXVI .- A "MEMBRUÑO"

   El juego de a"membruño" consistía en poner en una mano/olla un número indeterminado de "santos" o "vistas" y se tapaban con la otra mano.

   A continuación el otro jugador en liza decía: "A membruño, alza el puño". Entonces el jugador, que tenía tapados los "santos", levantaba y bajaba otra vez la mano con rapidez para evitar que el contrario viera con claridad los "santos" que tenía escondidos en la mano. Seguidamente preguntaba: ¿Sobre cuántos? (se sobreentiende "santos"). Entonces decía un número (1, 2, 3, etc.), se levantaba la mano/tapadera y se contaban los "santos"; si acertaba pasaban todos a su poder pero si no acertaba pagaba la diferencia (por encima o por debajo). A continuación se cambiaban los papeles.

   Era muy común hacer trampas, una de ellas consistía en sujetar, con la palma de la mano/tapadera, un "santo". ¿Por qué? Muy sencillo, porque si el jugador acertaba el número de "santos"que tenía  en la palma de la mano/olla (que estaba boca-arriba), muy disimuladamente, abría un poco su mano/tapadera y caía el "santo" que tenía retenido en ella. De este modo evitaría que el contrario acertara con el número de santos que tenía en la mano/olla y se los ganara. Así resultaba un "mal menor" al ganar un "santo" y no perder todos los que tenía en la mano/olla.

  Como veis había habilidades "indecentes"(ja-ja-ja) hasta para unos juegos, que no iban más allá que la pérdida de unos "santos", que la mayoría de las veces los habíamos conseguido en las barreduras del bar del pueblo, donde iban las cajas de cerillas vacías que antes habían tirado los fumadores jugando las partidas de cartas, parchís, ajedrez o dominó.

Autor:Jesús Castro Domínguez.

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JUEGOS INFANTILES DE LOS AÑOS CINCUENTA: XXXV .-A LAS "CANTEAS" O "PEDREAS".

    El juego de las "canteas" era un juego divertido pero peligroso.Consistía en tirarse piedras o cantos(rodados) unos a otros o uno a otro. La distancia entre jugadores solía ser superior a diez metros. 

   Era muy común en el pueblo reunirse un grupo de niños y "organizar una "cantea". El sitio idóneo solía ser los palomares o las afueras del pueblo, donde hubiera casas caídas y paredes semiderruidas que servían para esconderse detrás de ellas. Eran lugares donde abundaban las piedras, cantos, tejones o terrones duros de los adobes destruidos.

   Se establecían dos "bandos", equipos o contrarios y se repartían el terreno de juego, separados por una distancia prudencial y con obstáculos interpuestos entre ambos equipos contendientes.

  A la voz de "ya" se iniciaba el intercambio de piedras entre ambos equipos, hasta terminar la "cantea" o que algún miembro de uno de los dos equipos dijera "alto" o "alto el fuego" y se paraba de tirar piedras. 

   Cuando se pedía "alto" era por querer descansar  o porque había habido algún herido por alguno de los dos "bandos" y, dependiendo de la herida, se finalizaba la "cantea" o se proseguía otra vez a la voz de "ya" nuevamente.

Autor:Jesús Castro Domínguez.

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JUEGOS INFANTILES DE LOS AÑOS CINCUENTA: XXXIV.- A CORTAR O "CAPAR" EL AGUA.

   Para poder jugar a "cortar" o "capar" el agua se necesitaban dos cosas, agua y piedras. 


                                                 
Piedras planas


El agua no siempre se tenía en la cantidad necesaria; se necesitaba un charco, laguna, arroyo, río, embalse, etc.

                                                Niño "cortando" o "capando" el agua de la laguna del pueblo.
   Si la superficie de agua retenida era abundante y había piedras más o menos planas, trozos de tejas o de azulejos rotos (de las obras de una casa) ya estaban presentes los elementos necesarios para poder pasarnos buenos ratos a cortar o capar el agua y ver quién conseguía hacer más cortes sobre el agua antes que la piedra, teja o azulejo se fuera al fondo del agua o al otro lado del charco.

                                                                  "Cortando o capando" el agua.
   También se solía competir a ver quien era el que hacía un "corte" de agua más largo o grande, aproximadamente, porque no teníamos medios materiales para medirlo si no era "a ojo de buen cubero".
   Las épocas de lluvia eran las más idóneas para realizar estos juegos; a no ser que siempre hubiera abundancia de agua estancada, como en la laguna de nuestro pueblo donde iban a beber los abundantes rebaños de ovejas que había en aquellos años. 

Autor: Jesús Castro Domínguez.

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