jueves, 11 de abril de 2019

BODEGAS Y LAGARES DE POZOANTIGUO


   La vid, junto con los palomares y el cultivo de cereales, fueron el motor de la economía doméstica de cada familia en Pozoantiguo. En lo referente a los palomares ya fue tratado por mi, en este blogs, con anterioridad.
   Los viñedos se extendían a lo largo de cientos de hectáreas de terreno arenoso y de cantos rodados ( denominado por los moradores de este pueblo como terreno "ligero", en contraposición al terreno de greda o terreno "barrial").
   Su laboreo daba abundante trabajo a los habitantes del lugar: Arar la viña, socavar las cepas en invierno y cubrirlas en primavera, la poda y recogida de las vides o ramas desechadas, azufrar los bacillares, escoger la uva (para comerla como postre en parte del verano y otoño y su conservación en las casas para el invierno) y la vendimia, propiamente dicha. Ésta llevaba consigo la separación de los racimos de uva de cada cepa y su acarreo o transporte en cestos o cuévanos  con los carros tirados por mulas, burros o vacas hasta el lagar para ser pisada por los vendimiadores y prensada posteriormente para extraerle la mayor cantidad de mosto posible.
   Algunos agricultores tenían alquitaras que servían para extraer el aguardiente de los racimos prensados con anterioridad.
   La  producción del fruto de la vid fue tan importante que se precisaron abundantes bodegas para transformar  los componentes de la uva y conservarlos para su posterior venta. En esta venta colaboraban los "carromateros", o personas que conducían los carros cargados de vino, para su venta en el exterior. Entre ellos recuerdo algunos como el señor Carlos Andrés (padre de Rosa y Cipry) o el señor Pepe Arenales.
   Era tan importante esta industria que contaba con más de una cincuentena de bodegas, con  su lagar y pilo. La bodega era el lugar idóneo para conservar el vino en buen estado, en cubas de diversa capacidad (cien, doscientos,....cántaros o recipientes más pequeños, denominados carrales, según la producción de cada labrador.  
   Estas bodegas estaban repartidas por todo el pueblo, la mayoría se situaban en las siguientes vías urbanas: Calzada o calle Benavente (D. Ismael Calvo), calle La Plata (Dr. Olivares), calle Cárcel,  calle Mayor, calle Huerto, calle Mesones, calle del Oro, travesía de la calle del Oro, calle Paneras, calle Perejil, calle Procesiones, travesía de la calle Procesiones, calle Rioseco (Dª Isabel Rodríguez), calle de los Cervatos (Rosales), calle Valseca, calle Matilla, calle S. Pedro. Y, por último, una en el pago de Adalia.
   Todas ellas solían ser subterráneas, para mantener siempre una temperatura constante, próxima a los cero grados, estaban excavadas en roca arenisca o en greda, algunas revestidas de piedra o ladrillo; en estas oquedades se guardaban los recipientes que contenían el mosto primero y, una vez fermentado éste, el vino (tinto, blanco o clarete) de verdejo, malvasía, jerez, jerez palomino, o multisabores (dependiendo de la uva con la que se hubiera confeccionado).
   En un recinto o piso superior se encontraban el resto de las dependencias anexas a la bodega: Lagar con sus arreos (útiles necesarios para prensar la uva, su uso sólo era recomendado cuando lo realizaban personas muy expertas en el tema), pilo, lagareta y aposento de piedra y la sala para las meriendas, muy usada en las fiestas y celebraciones familiares o con las amistades. 
A continuación os muestro estos útiles dignos de admirar al natural; nosotros nos conformamos con verlos y admirarlos en fotografía. Agradezco, enormemente, a Elisa Matilla Castro la cesión de dichas fotos (tomadas desde distintas perspectivas) para su publicación en este blogs.




















       Autor: Jesús Castro Domínguez.

www.http://pozoantiguoysusgentes.blogspot.com


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