El término
“palomar” tiene su origen en la palabra latina “columbario” [edificio propio
para habitar la paloma o “columba” (nominativo singular de “columba/ae”)]. Sus
paredes interiores estaban horadadas por unos huecos en forma de cuartas partes
de esferas que servían de niales o nidos donde realizaban las “puestas de
huevos” las palomas/hembras y que posteriormente incubaban hasta que nacían sus
crías o “palominos” a las que alimentaban los progenitores hasta que se
convertían en aptos para volar y
conseguir autoalimentarse.
Su
construcción ancestral es de origen antiquísimo (varios siglos anteriores al
nacimiento de Cristo) y el material más utilizado siempre fue el barro o
arcilla. Después de una cimentación de piedra o canto se alzaban las paredes de
adobe o tapial (hábilmente combinados o
en solitario) y se remataba con un tejado, protector de los agentes
meteorológicos, y unos pequeños ventanales denominados “troneras” por donde
entraban y salían las palomas.
Las
variedades y formas de estas construcciones eran muy diversa: Cuadrados,
rectangulares, circulares o redondos e irregulares.
Palomar cuadrado de Pozoantiguo. Imagen tomada de http://mapio.net/a/15577614/ |
Palomar redondo de Bustillo del Oro. Imagen tomada de www.verpueblos.com |
Su
ubicación suele ser en las riberas de arroyos o
acuíferos permanentes y superficiales, en el interior de los recintos circundantes a las viviendas
(corrales, patios, cortinas o herreñales) o a campo abierto, a lo largo del
término municipal.
Después de
esta pequeña descripción, del edificio y sus ocupantes principales, nos vamos a dedicar al estudio de
su importancia a nivel económico y medio-ambiental en Pozoantiguo, pequeña localidad del “Alfoz de Toro”.
Los
palomares tuvieron una importancia vital en la economía local, a nivel
individual y colectivo, de sus habitantes; igualmente fue transcendental en la conservación del “hábitat” humano y medio-ambiental de este
espacio rural.
Apoyamos
esta afirmación en diversos puntos objetivos que vamos a ir exponiendo
seguidamente:
1º) El
número de palomares se situaba por encima de los cincuenta, en el año mil
novecientos veinte.
2º) Su
producción avícola-ganadera o de pichones era muy importante, fundamental, en
la alimentación de la población rural.
3º) La
venta de palomas y pichones suponía un importante ingreso en la economía
familiar, que complementaba con la proveniente de los productos agrícolas
(cereales, legumbres, viñedos, frutales, etc.) y de la ganadería (ovino,
caprino, vacuno, mular y asnal, etc.).
4º) Las
palomas eran la “mano de obra” más barata, en la mayoría de las explotaciones
agrícolas, para exterminar las semillas malignas y los insectos dañinos que se
adueñaban de los sembrados, barbechos, plantaciones arbóreas (madereras o frutícolas) y hortícolas. Era una época en
la que los productos “fitosanitarios” no abundaban o eran inalcanzables para la
débil economía del campesino.
5º) El
abono, que proporcionan estas aves y que se llama palomina (excrementos de las palomas) era hábilmente utilizado por
el agricultor. Servía para fertilizar el terreno, que posteriormente se
sembraba, y así se incrementaba la producción agrícola; de este modo se obtenía
mayor rendimiento con su recolección.
Veamos dos
casos, constatados y documentados, para
comprobar la importancia de los palomares en la economía de los habitantes de
Pozoantiguo:
a) Nemesia
Rodríguez era poseedora de dos palomares; la propietaria tenía un alto “status”
económico y social en dicha localidad.
b) Dos
hermanos, Toribio y Ruperto, reciben la herencia de una tía de ambos (ya
fallecida) y entre los bienes heredados está un palomar. Sortean todos los
bienes, en lotes equivalentes, a excepción de dicho palomar, el cual lo dividen
en dos partes, una para cada heredero.
Ello demuestra la importancia que tenía el ser
poseedor de un bien tan preciado, por pequeño que fuera, para la economía
familiar.
En la
actualidad el número de palomares es
poco superior al de los dedos de una mano. Ello se ha debido, entre otros
muchos factores, a los siguientes que voy a enumerar:
a) Al abandono, en los cuidados de
mantenimiento de sus recintos, por sus propietarios a lo largo de la segunda
mitad del siglo XX.
b) A la disminución de los habitantes de la
localidad, debido al gran éxodo de los jóvenes a otros lugares de España o al
extranjero.
c) A la mala situación económica por la
difícil venta de pichones y palomas.
d) A los cambios de hábitos alimenticios por
la facilidad de conseguir otros tipos de carne.
e) A la disminución del número de población
que los consume. Su población ha descendido enormemente, pasando de los mil
cincuenta y siete habitantes en 1920 a los doscientos cuarenta y dos en el
censo de 2016 (en la actualidad sigue disminuyendo), y el gran aumento de la
edad media de sus vecinos.
f) A la gran mortalidad de dichas aves
motivada por los insecticidas y plaguicidas utilizados en los cultivos.
Podría
seguir añadiendo otros muchos factores, todos ellos han logrado acabar con uno
de los elementos productivos más antiguos (anterior al imperio romano) e
importantes en la economía rural de Pozoantiguo.
"El viejo palomar" (Autor: C.R.E.Z tymp). Pueblos de España. |
Esta es la
imagen más habitual en la mayoría de los antiguos palomares de Pozoantiguo. Es
una pena pero es la triste realidad que se repite en la mayoría de las
localidades del Alfoz de Toro, incluso en la provincia de Zamora.
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