domingo, 16 de junio de 2024

JUEGOS INFANTILES DE LOS AÑOS CINCUENTA: VI.- LAS CHAPAS O CHAPETES.








   El objeto del juego, como veis, es el tapón metálico de diversas bebidas.
   Es un juego divertido pero de mucha puntería y habilidad. El objetivo del juego es acertar a tocar o dar a la chapa de un compañero.

   En las imágenes de arriba podemos observar una misma chapa en cuatro posiciones distintas, todas ellas "boca arriba", pero en el juego las chapas estarán  a la inversa, con el dibujo "boca abajo".

  El juego se iniciaba una vez que habíamos elegido el terreno de juego más apto para su realización, aunque no era fácil encontrar el más idóneo para su práctica.

  Trazábamos la línea de salida común para todos; desde ella, cada jugador impulsaba su chapa con un dedo de una de sus manos. Se sorteaba el orden de salida, que se realizaba en orden inverso al ganador, es decir, salía o "plantaba" su chapa el primero que perdió en el sorteo, luego el segundo perdedor y así sucesivamente hasta llegar al ganador.

   Una vez que el primer jugador en salir lanzaba, impulsaba o "plantaba" su chapa o chapete desde la línea de juego, el segundo jugador en salir (según se indicaba con anterioridad) impulsaba su chapa correctamente a impactar con la del compañero o a separarla de él, para que  posteriormente no hiciera "blanco" la del primer jugador o la de los siguientes en lanzar.

   Se me olvidaba deciros que, como bien suponeis, estos chapetes tienen poco peso. Debido a ello eran muy difícil dirigirlos bien al impulsarlos y, por lo tanto, a hacer "blanco" en alguno de los de sus compañeros de juego. Para aumentar su peso solíamos rellenar su diminuto interior con alguna materia sólida, más o menos permanente o resistente a los choques con los chapetes de los otros compañeros de juego.

   Los menos previsores rellenaban el chapete con tierra humedecida con agua o saliva, pero los más avispados lo hacían con cera enfriada y endurecida. Era... cuestión de táctica para afinar la puntería. Pensad que el escaso peso del chapete, y lo "abrupto" del terreno de juego, hacía muy complicado afinar la puntería para dar o impactar en el "blanco" ( en este caso "rojo") o chapa del contrario.

   Antes de iniciar el juego se acordaba qué "rescate" debía pagarse al que impactaba en tu chapa y poder reincorporarte otra vez al juego (una vez que el compañero que te eliminó fallara en "el tiro" al chapete de otro compañero) partiendo desde la línea de salida. Por lo general el "rescate" que se fijaba era un "santo" o "vista" , cinco céntimos o "perra chica", diez céntimos o "perra gorda", etcétera.


  Autor: Jesús Castro Domínguez.

http://pozoantiguoysusgentes.blogspot.com




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