Para jugar al "cacho" se necesita un espacio de algo más de ocho metros cuadrados. Se divide el espacio en seis cuadrados en el centro (de un metro cuadrado aproximadamente) y cuatro cuartos de círculo en los extremos.
Una vez dibujado el "cacho", iniciaba el juego el primero de los jugadores, (elegido por "riguroso" sorteo) tirando un trozo o cacho de teja o tejón (de aproximadamente la extensión de la palma de la mano) al primero de los cuadros del "cacho" dibujado; de caer dentro de dicho cuadro, debía coger (apoyando su cuerpo sobre un solo pié) con la mano el tejón sin apoyar manos o pies en dicho cuadro.
Una vez conseguida la recogida, debía saltar a pata coja (siempre sobre el mismo pié) al segundo cuadro, luego al tercero y luego descansar (apoyando cada uno de los pies en los dos cuartos de círculo, situados al lado opuesto de donde se lanza la teja o el tejón). En ellos se cae de espaldas al cuerpo principal del "cacho".
A continuación se da un salto, haciendo un giro de ciento ochenta grados al mismo tiempo, cayendo de pies en los mismos cuartos de círculos pero cambiando los pies de posición.
De acabar el recorrido correctamente (sin caerse o apoyar cualquier otra parte del cuerpo en el "cacho" que no fuera el pié con el que realizaba los saltos) debía volver a iniciar de nuevo el mismo recorrido pero esta vez debería tirar la teja para que cayera sobre el segundo cuadro, y desde el primero recogerla y seguir el recorrido como en la vez anterior.
Una vez que perdía (o terminaba el recorrido de haber recogido la teja en los seis cuadro, lo cual era impensable por el cansancio que supone la práctica de este juego) saldría el segundo jugador y realizaría los mismos pasos que el primer jugador, ....y lo mismo los siguientes.
Cuando un jugador terminaba correctamente el recorrido (habiendo recogido la teja en los seis cuadros), colocaba su teja en la cabeza, e impulsando la teja con un movimiento hacia atrás, debía conseguir que ésta cayera en uno de los seis (cinco, cuatro, tres, dos o uno) cuadros libres del "cacho".
Para ello tenía tres intento. De no conseguirlo tenía que volverlo a repetir cuando le llegara nuevamente su turno. Pero si lo lograba en alguno de los intentos, entonces se haría "dueño" de ese cuadro y podría apoyar los dos pies cuando pasara de nuevo haciendo el recorrido. Él y aquel o aquellos a quien él autorizara.
De no tener la autorización "pertinente" del "propietario" de ese espacio, el jugador o jugadores deberían saltar por encima de él (sin pisarlo) para realizar correctamente el recorrido, de lo contrario perdería su turno y pasaría al siguiente en "liza".
De esta forma se seguiría el juego hasta "apoderarse" de los seis cuadros. Es un juego divertido pero.....¡Muy cansado!
Autor: Jesús Castro Domínguez.
http://pozoantiguoysusgentes.blogspot,com
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