El juego de "pincha-perros" o "espeta-perros" no es lo que parece, aunque alguna vez se utilizara para eso. Se construía con un trozo de palo de escoba estropeada, un tirafondos y unas plumas de las gallinas, que teníamos en el corral.
Serrábamos, una o varias porciones, del viejo o roto palo de madera de la escoba. Su tamaño oscilaba entre diez y veinte centímetros, se perforaban sus dos círculos o bases y en la primera se introducía un tirafondos a rosca; una vez ajustado se limaba su cabeza hasta quedarla afilada (o "puntiaguda"). En la otra base o círculo el orificio era más grueso y profundo, era el hueco en el que se alojaría cada una de las puntas de las plumas de las gallinas, clavando las mismas, lo más hondo y ajustadas que se pudiera. El número mínimo de plumas a instalar era de tres. Éstas servían para darle estabilidad en el "vuelo".
Una vez construidos, uno o un ciento de ellos, salíamos a campo abierto y se probaban lanzándolos con todas nuestras fuerzas para ver ("cómo volaban") y valorar la perfección de su construcción. Una vez que les dábamos el "visto-bueno" era el momento de darles el uso deseado. ¿Habéis visto la forma tan sencilla de "fabricar dardos" caseros?
El siguiente paso era elaborar las dianas: Sobre un cartón, de medio metro cuadrado, dibujábamos círculos concéntricos y pintábamos cada corona circular de un color distinto, señalando el valor de cada espacio pintado ( siendo el de mayor valor el espacio central).
Colgada en una pared hacíamos puntería sobre ella, recibiendo el ganador un "santo" de cada uno que se había alejado más del centro. Las partidas podían hacerse también por equipos, parejas, trios,.... Así de sencillo y divertido era este juego.
Bueno, no os dejaré con la duda, os contaré que "alguna vez" íbamos a la "caza de perros".... "o gatos" y ensayábamos a hacer blanco sobre ellos pero......era las menos de las ocasiones,...sólo cuando se nos presentaba fortuitamente la oportunidad.
Autor: Jesús Castro Domínguez.
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